viernes, 3 de julio de 2009

No le digan pasión; es asesinato

LA COLUMNA

No le digan pasión; es asesinato
Por: Patricia Kolesnicov



Quién no quiere vivir una pasión? ¿Quién no quiere amar, vibrar arder? Y un pasito más: ¿No será bello morir en ese fuego? ¿Sí? ¿Será bello?



Un corte a los números: "La violencia del marido, compañero, novio o padre es la primera causa en el mundo de muerte e invalidez permanente entre las mujeres de 16 a 44 años", según un informe del Consejo Europeo del año 2006. En la Argentina, el año pasado, al menos 120 mujeres murieron a manos de sus parejas, ex parejas o miembros de la unidad familiar, según un monitoreo parcial de medios impresos y online realizado por Amnistía Internacional el año pasado. "Este dato nos hace suponer que la cifra es mucho mayor, porque no todos los casos llegan a los medios. Este dato supone que al menos una mujer muere cada tres días en Argentina" por esta causa, dice Amnesty. "Hasta un 70% de las mujeres víctimas de asesinato perecen a manos de sus cónyuges o compañeros", decía la Organización Mundial de la Salud en 2002.



Asesinato, cuchillos, balazos. Sin embargo, como ocurren dentro de una pareja, son llamados "crímenes pasionales". No hay un asesino, hay un apasionado. Vamos de nuevo: ¿Quién no quiere una pasión?



Justamente: pasión es algo que va más allá de uno, que te sacude y te hace otro. Un otro romántico, loco por amor, desgarrado, herido, excusable.



Vamos despacio: ¿locura de amor? Si de algo es víctima el victimario no será de su gran corazón sino de una larga tradición, ensalzada en el cancionero popular, que indica que las mujeres les pertenecen a los hombres, de una vez y para siempre: cuando están de novias, comprometidas, casadas. Y después, por qué no. Una tradición que indica que el honor de los varones se juega, en parte, en el manejo de esas mujeres. Y que ese honor, esa hombría, esa identidad, se irán al tacho si la mujer "se les retoba".



Honor, derecho de propiedad, poder de uno sobre otro. Si no hace falta embellecer un crimen, ¿por qué hablamos de pasión? Porque si de eso se tratara: ¿Será que -como decía la abuela- las mujeres somos menos apasionadas, que nos toca casi siempre morir, casi nunca matar en este contexto? Gracias, de ese pasión, paso.



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